sábado, enero 21, 2006

Legendario

Como todos los jueves a la noche, llamé al local de comida china y pedí lo de siempre, lo único factible, curry chicken. Supongo que la nieve debería haber sido señal suficiente de que alguna nueva magia habría de acontecer, y puede que hasta lo haya intuido, pero nunca hubiera podido suponer la envergadura de la situación. Esta vez no vino ninguno de los dos orientales delivery guys, sino que frente a mí había una mujer (nota del ed.: no sin subjetiva malicia podría afirmar que más de una mujer china es lo más semejante a un hombre). Habiendo superado la sorpresa inicial, me sumí sin transición en el abismal estupor delineado por su alado verso prosaico: "you always order the same."

Por algo habré de ser recordado, y aunque mas no sea en alguna cocina china, soy souvenir suficiente de una existencia.

Pero qué lindo sería ser mi propio Snorri Sturluson, eh?